11 oct 2014

Un secreto.


Hola, verás... Quería que supieras algunas cosas sobre mi antes de contarte un secreto: Para bien o para mal, soy "algo" diferente a todo lo que te podrás encontrar cualquier día o noche de los próximos días de tu vida.

No es de extrañar que mi propio cuerpo también me pida algo diferente cada vez que amanece, me pide tener algo que hacer, me pide levantarme de la cama, la silla o el sofá y ponerme guapa. O mejor aún, contenta. Me pide, sal a la calle y haz algo interesante, dedícale una mirada a cualquier persona que se cruce por tu camino, estate atenta a los pequeños detalles, observa y sobretodo, escucha ¿Eres consciente de lo que puedes llegar a aprender? No son casualidades las personas que se cruzan contigo día tras día, y a medida que pasa el tiempo me doy más cuenta de ello. Un día un niño, agarrado de la mano de su madre, me dedicó una sonrisa de esas que te iluminan hasta el alma, otro día una niña con Síndrome de Down me regaló una flor sin conocerme de nada, otro día una familia me dijo adiós desde el exterior del tren. Y, ¿Qué quieres que te diga? Esos días fui feliz. Cada detalle cuenta y te brinda una oportunidad, cada nueva experiencia es gratificante, cada nueva persona que conozcas te da un motivo, por insignificante que sea para dedicarle una sonrisa. Aunque tengo que reconocerlo, un día me arrepentí de ser una de aquellas camareras que no cobran su sonrisa con las copas.

Creo que odio aproximadamente al 75% de los hombres de este mundo por no saber valorar una verdadera joya. Conozco personas realmente valiosas porque no necesitan que las amen, por ser felices con lo que tienen. Se tienen a ellas mismas. Me cuesta creer que haya individuos que aún no hayan aprendido a enamorarse a primera vista de las chicas bonitas por dentro.

Yo, sin embargo me fijo en el interior de las ciudades y soy capaz de tener flechazos a primera pisada.
Y te preguntarás: ¿Y cuál es el secreto aquí?.
Pues verás, sólo me pasa en aquellas donde compartimos las mismas pisadas sobre los asfaltos.
Pero esto no debes contárselo a nadie... Al igual que nadie puede descubrir que has conseguido más de lo que piensas desde que escribo cuando me siento feliz, que no quiero que me debas la vida, sino la muerte a la monotonía, que no te necesito para vivir, pero sí a tus labios cerca y una explicación científica que me haga comprender lo que sucede en mi estómago cada vez que te leo(veo) o nos imagino probando todas las camas del mundo, (¿y sí nos ganamos la vida de esa manera?) que eres el único capaz de besarme en la distancia y tocarme por dentro, lo sé cuando me hablas y me llegan fuertes pulsaciones al estómago y al cerebro.
No quiero que suene a amenaza pero, sobretodo, bajo ningún concepto, nadie puede saber que he llegado a un delicado punto en el que ya no sería nada sin tus palabras y tus miradas de curarlo absolutamente todo...
O tendré que matarte a orgasmos.


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