8 ago 2015

VEN.

Cada cierto tiempo vuelvo a situarme en contra de los vínculos emocionales. Nunca sabemos cuando podemos caer en picado, nunca terminas de conocer a alguien... lo sé porque hasta yo misma me sorprendo de quien soy a veces.

Sigo teniendo dos pecados irremediables, esperar, idealizar... Evidente trampa. No asumir el mundo que me rodea es el segundo, y tampoco espero entenderlo.

Me encantaría ralentizar todo el proceso y que tenerte abrazado a mis piernas en cualquier sofá fuera todo lo que me llenase sin pensar que tarde o temprano volverás a irte.
Y da igual que te esfuerces en sintetizar cada espacio o materia dentro de mi mente, da igual tu opinión, porque lo único que no me perdonaría es dejar de sentir, sentir y sentir. Hasta ahora no me arrepiento, y soy orgullo sin ser defecto.

Sigo mirando a mi alrededor, y sigo imaginándome mil vidas y mil historias... Aun así, sin poder evitar curiosidad, prefiero cerrar los ojos y asegurarme de que te tengo debajo y muy cerca. Es la curiosidad permanente de probar esa sustancia; No dejes de sorprenderme con tus efectos.

Así que ven, por muchas veces que te lo haya pedido ya, y volvamos a ser uno, volvamos a ser nosotros mismos en versiones casi perfectas. Y ya no pido más, a parte de tus manos en mis pies, mis mejillas en tu pecho y aquel camino de adoquines en moto. Infinitas sonrisas que saben que estas ahí, cuidándolas para generar las tuyas.


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