8 abr 2014

El tiempo nunca sobra.

Fue una mañana calurosa comparada con las anteriores, mi único objetivo era el de llegar a mi destino con la mejor música en mis oídos. Casualmente pasaste por mi cabeza, a saber por qué, el caso es que esa mañana, por primera vez, me sobro el tiempo, aunque, ¿Para qué engañarnos? El tiempo nunca sobra, siempre hay una buena opción para poder aprovecharlo como es debido, así que me dispuse a buscarte en un ansia repentina por saber que cosas descabelladas se te pasaban a ti por la cabeza, ¿yo quizás? Quería creer que sí. Y me la jugué corriendo el riesgo  de que esta pequeñita obsesión no se esfumara aún, de esas que aparecen sólo cuando alguna persona con la que he parecido conectar de alguna forma, pretende alejarse de mi . Y para mi sorpresa, inmediatamente me sentí un poco mas insignificante que antes, un poco mas pequeñita, alguien menos interesante, menos especial...
¿Que tendrás? Cómo odio que desde el minuto uno hayas tenido siempre la frase perfecta para dejarme sin recursos por donde escaparme.
Y entonces, simplemente me dispuse a caminar buscando algunos rayos de sol, esta vez no necesité gafas, en ese momento me apeteció que molestase, encontré un banco y, para no perder el tiempo, comencé a escribir... Y es que ya lo ves, tú te has llevado el record de capacidad para inspirarme (en varios sentidos) en cuestión de segundos, porque a ti no te basta con lo superficial, no es suficiente para hacerte arrancar.

Malditas luciérnagas, malditas aquellas escasas horas con sabor a tabaco que volaron.


No hay comentarios:

Publicar un comentario